14.6.09

Capítulo 9: Gatita’s Studios



El productor televisivo Marcelo Di Benedetto llegó a la Brigada con el talonario de recibos bajo el brazo, creyendo que la situación ya estaba resuelta y había sido convocado a cobrar los irrisorios honorarios que la policía paga a sus peritos. “Dice el jefe que pase al laboratorio”, invitó el sargento de guardia señalándole el largo pasillo. Di Benedetto conocía el camino, por lo que marchó con la cabeza gacha. Habían baldeado y el piso no estaba seco del todo, se notaba que el trabajo había sido realizado por detenidos, porque estaba hecho a desgano, lleno de charcos y marcas de barro, como para el enemigo, y porque las pisadas no eran de borceguíes y estaban muy juntas a causa de los grilletes. En eso pisó una baldosa floja embarrándose el pantalón. En vez de enojarse, se alegró, porque una buena idea había entrado en su cabeza y se apuró a exponerla. Empujó la puerta y dijo: “¡Una puesta en escena!”. Gómez y el jefe de laboratorio se miraron. “Es una puesta en escena, ¿no se dan cuenta? Los secuestradores nos querían hacer creer que la mujer estaba encerrada en una casa vieja, por eso montaron una escenografía. Fíjese jefe...” y sacó la cinta de su bolso.

—Yo creía que vos habías devuelto ese material... — Dijo Gómez enojado.

—Usted quiere resolver el caso, ¿no es cierto?: mire debajo de las patas de la silla y donde la mujer apoya los pies... ¡Las baldosas se mueven!

—¡Gran cosa!, el secuestrador es Gatita, mi viejo, un maestro del disfraz, no descubrimos nada...El infeliz disfraza hasta las paredes.

—¡Sí Gomez!, mire en las juntas, se ve algo oscuro, como si fuera...

—¡Madera!. El comisario levantó el teléfono y gritó: “¡Busquen a todos los colocadores de parquet de Tucumán, que no deben ser muchos, y después investiguen sus últimos trabajos! Si nos quisieron hacer creer que se trataba de una casa vieja es porque es todo lo contrario ¡Vamos!, ¡A mover el culo que nos quedan 4 horas para largar a los presos!

—Honestamente, jefe...— intervino el jefe de laboratorio, —...creo que debemos largarlos nomás, porque ante la más mínima sospecha...

—Ante la más mínima sospecha te meto en cana, boludo, ¿acaso no sabés que el policía es traicionero por naturaleza?, no podemos arreglar nada con estos culos sucios, porque ellos tampoco tienen palabra, son culpables del secuestro de la mujer y de la muerte de un amigo mío. Y yo los voy a hacer mierda, caiga quien caiga, aunque me cueste el cargo.

Una pequeña pausa le dio pie a Di Benedetto a levantar el talonario y agitarlo en el aire, como pidiendo que se le paguen sus servicios.

—¡Muchas Gracias, Marcelo!, ya sabés, cualquier novedad nos ponemos en contacto con vos- le dijo Gómez, y empujándolo hacia afuera agregó: —Y que sea la última vez que te llevás algo sin mi permiso.

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