12.7.09

Capítulo 11: Operación rescate: epílogo

pava endemoniada

Gómez se rió de sus subordinados cuando corrieron a las páginas amarillas para encontrar a los colocadores de parquet. Le pareció poca la escasa oferta laboral y les recriminó duramente: “¿Son boludos ustedes o qué? ¿Cómo se les puede ocurrir ir a la guía de teléfonos a buscar ese tipo de gente? ¿No les resulta sospechoso que sólo se encuentren cuatro colocadores de parquet en todo Tucumán? ¡Con razón se nos cagan de risa en todo el país a nosotros! Miren boludazos, aprendan del jefe, una sola llamada y les tengo la posta...”
Tomó el teléfono y se lo colgó al hombro mientras buscaba papel y lapiz para apuntar lo que suponía sería una extensa lista, pero la comunicación duró tan poco que tuvo que simular que continuaba hablando por teléfono, cuando desde el otro lado de la línea hacía un largo rato que le habían cortado. “Y sí...”, comentó resignado “básicamente son cuatro los colocadores, así que va a ser bastante fácil encontrar la casa”
Un tal Chocobares, experto en pulido y lustrado de pisos dio con la tecla: “pisos oscuros se están poniendo pocos, pero en un edificio de la calle Monteagudo al 100 hicimos cinco pisos con algarrobo chaqueño”
El operativo esta vez, por temor a un nuevo fracaso, mantuvo un perfil bajo y el Jefe de la Brigada le puso un nombre novelesco: “Operación Rescate, Epílogo”, creyendo que estaba frente a los últimos minutos de incertidumbre. Sin demasiada estridencia, el Comando preparado por Gómez entró en acción con la expresa recomendación de no pisar cabezas si no fuera enteramente necesario. En realidad no hizo falta, porque no encontraron a nadie, pero en el piso 10, dieron con la habitación fraguada y una extraña marca en aerosol en la pared empapelada filmada por los secuestradores.
—¿Qué es?—, preguntó el oficial
—Parece una marca de esas que aparecen en los sembradíos yanquis Jefe, yo he visto una película...
—¡Podés dejar de decir pelotudeces, Ramirez!. Le lanzó lleno de desazón y fastidio, pero muy pronto se recompuso y decidió levantarle el ánimo al oficial increpado. Se acordó de él mismo, cuando en su juventud su curiosidad iba adelante de su prudencia; pero él tuvo un jefe omnipotente y generoso, al que en estos momentos estaba intentando vengar.
—¡Ramirez!
—¿Señor?
—Discúlpeme, pero ¿en qué película dice usted que vio...?
—“Señales”, se llama “Señales” señor la película, y en el videoclub la promocionan como una nueva Sexto Sentido, que es la película anterior del mismo director...
—Y en su apreciación personal, ¿qué respuesta podemos hallar a todo esto si partimos desde allí?
—Mire jefe, la guardia le da a uno tiempo para todo, algunos leen y releeen las noticias, otros les dan viabas a los detenidos, otros queman balas en el polígono, pero a mí me encanta el cine, y alquilo películas o pongo lo que hay en el cable. Gracias al cable estoy bastante enterado de lo que significan esas señales, porque para ser sincero, la película me pareció una estupidez, y alrededor de ese estreno, pasaron un especial en Discovery Channel muy interesante, en el que dicen que está comprobado que el 95% de las señales encontradas, son farsas y hasta hay grupos de fanáticos que hacen de esas inscripciones un culto, y perfeccionaron de tal manera su técnica que ellos están convencidos que sus trabajos son obras de arte. El colmo sucedió en un trigal cercano al aeropuerto de Dallas donde apareció un dibujo del camello del cigarrillo...
—¿De Camel?
—Sí, dicen que la tabacalera pagó 50 mil dólares por el trabajo...
—Esperá un poquito Ramirez, veo que el tema te apasiona, pero ¿porqué vos de entrada nomás relacionaste el dibujo con una cosa semejante?
—Es que este dibujo es un típico Crop Circle, muy parecido a los primeros que aparecieron y se les atribuyó a marcas dejadas por naves extraterrestres, mire, son dos círculos concéntricos, el de afuera tiene cuatro marcas, son los puntos cardinales, y el de adentro, que para que sea un verdadero Crop debe ser excéntrico...
—¿Porqué?
—Porque todo motor tiene un torque, si es una máquina quien dejó la marca, tiene un motor, por lo visto el torque de este motor es horario, o sea que gira como las agujas del reloj...
—Pero, Ramírez, esto está escrito en aerosol...
—Pero es una señal, jefe, no me pregunte porqué, pero intuyo que es una señal que nos dice algo, ¿y sabe que es lo que dice?. Que este Gatita quiere ser encontrado, nos está midiendo, quiere saber con quién se topó.
—Que no averigüe más, se topó con los imbéciles que buscan a los choros en las páginas amarillas.
Ramirez sonrió y pidió permiso agachando la cerviz. Encontró en la despectiva mueca de Gómez el permiso solicitado y se marchó con la amargura del fracaso y la dulzura del deber cumplido.

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